“El mundo del relato es el del atajo, y para desbrozarlo no sirve el machete, sino la navaja”. Con estas palabras incluidas en el prólogo de «El síndrome de Chéjov”, nos encontramos ante un libro de cuentos que deslumbra desde la contundencia y la claridad de sus propuestas preliminares en torno al género.Miguel Ángel Muñoz se nos muestra como un cuentista puro, en estado constante de acierto narrativo en su propuesta literaria, en incesante búsqueda de la dicha del lector a través del arte de la sugestión y la sugerencia. Y todo ello bajo el síndrome de la buena literatura, bajo el síndrome de Chéjov.
«Un dominio de la narración exuberante, con una contención y una atención por los detalles excepcional»
Emiliano Molina
«Construye un mundo particular consciente de que con su mirada ofrece ese curioso envés que nos proporcionan los detalles más nimios de nuestra vida»
Pedro M. Domene
«Su escritura congrega materiales diversos, pero siempre regidos por esa humanidad que no es producto de la evasión ni del sentimentalismo, sino de una visión tan ecuánime como insobornable ante los desastres de la especie»
Marta Aponte Alsina