cada hombre debe juzgar por sí mismo. Pero nos parece que Paley no ha contemplado los casos en los que la regla de la conveniencia no se aplica; es decir, cuando un pueblo o un solo individuo deben hacer justicia a cualquier precio. Si le he quitado injustamente la tabla al hombre que se ahoga, debo devolvérsela aunque me ahogue yo. Esto, según Paley sería inconveniente. Aquel que salve su vida, en este caso, la perderá33. Este pueblo debe dejar de tener esclavos y de luchar contra México aunque le cueste su existencia como tal pueblo34.