En suma, cuando negamos algo, sin querer revelamos exactamente qué queremos ocultar. Por lo tanto, negar implica agrandar una rendija o una veta abierta por donde se cuela de repente un pensamiento del que antes no éramos conscientes. Por eso, de manera algo paradójica, Freud vinculaba la negación con la idea de libertad. Según él, la negación permite que emerja algo relacionado con una memoria o una sensación reprimida, y es gracias a eso que finalmente podemos empezar a trabajar en el significado del pensamiento reprimido. De todas formas, es posible que recurramos asimismo a nuevas formas de represión.