No recuerdo cómo era no estar enamorado de ti, Calla. —Se inclina hacia delante y apoya su frente en la mía—. No recuerdo cómo era levantarme y que no seas lo primero en lo que pienso. Cada mañana, nada más despertarme, cojo el móvil para comprobar si tengo un mensaje tuyo. Cada noche, me acuesto cabreado porque no estás junto a mí. Porque estás muy lejos. Te necesito en mi vida como necesito volar. Como necesito el aire de Alaska. Más de lo que necesito el aire.