«En este texto, la autora, Angélica Sátiro, nos invita a participar en el juego que ella realiza con Nietzsche. La mujer que dialoga con el filósofo, la propia Angélica, penetrada por su pensamiento, se acerca a él para deshojar su corona, para golpear los pies del ídolo en que se ha convertido, pues solo cuando se pierde al maestro, como dice Zaratustra, nos podemos encontrar a nosotros mismos. El texto nos introduce en un espacio escénico donde se desarrolla una acción, en la que los asistentes no podemos dejar de participar activamente.
La mujer intenta poner a Nietzsche ante el espejo de Apolo, para que él mismo vaya descubriendo, o barruntando, un cierto hilo conductor en sus inspiraciones y devaneos; pero son los fogonazos de luz que salen de la boca de Nietzsche los que proporcionan a la mujer el material para seguir pensando sobre el arte, la creatividad y la vida.»
Del Prólogo de Tomás Miranda Alonso.
Este libro forma parte del Proyecto Noria. Este proyecto, heredero del legado de Filosofía para Niños de Matthew Lipman y su colaboradora Ann Margaret Sharp, propone una educación reflexiva y creativa. Los recursos utilizados para “jugar a pensar” son el arte, la narrativa y el juego (actividades lúdicas).
Por otro lado, este libro es una de las herramientas del Movimiento de Filosofía Lúdica, que pretende jugar a pensar y pensar jugando. Este movimiento se manifiesta a favor del gusto por el cultivo del pensamiento y del placer de pensar desde el asombro y la maravilla producida por la vida. Es una praxis filosófica transformadora, que recupera el origen etimológico de la palabra filosofía: amor por la sabiduría. Por lo tanto, se trata de un modo de pensar vinculado a la dimensión emocional y social, que va más allá de relacionar informaciones. Pretende quitar el velo del aburrimiento que ha estado ocultando el valor de la filosofía, una valiosa forma del conocimiento humano.