El elixir que comunica al cuerpo una nueva y maravillosa vida, purifica de tal manera los sentidos, que esas larvas que pueblan el aire se oyen y se ven; hasta tal punto, que, a no haber sido llevado gradualmente a sufrir la vista de tales fantasmas y a dominar su malicia, una existencia de esta naturaleza sería el destino más horrible que el hombre pudiera atraer sobre sí.