—¿Cómo puedo estar enfadado con la otra mitad de mi alma? —le dijo, con tanta ternura que le arrancó pequeños trocitos de su corazón—. Tengo mal carácter, cielo, y sé que le doy mil vueltas a las cosas. Pero aunque actúe enfadado, aunque gruña, no significa que te quiera menos. Tu alma resplandece,