Todo individuo posee en su cuerpo siete núcleos energéticos que se relacionan con los distintos aspectos de su vida y que tienen la misión de manejar un tipo particular de energía. "¿Quién soy?", "¿Para qué he venido a este mundo?", "¿Cuál es mi misión en la tierra?" y "¿Cómo puedo desarrollar todo mi potencial humano"?, son algunas de las preguntas que todo ser humano se ha hecho alguna vez (si no, varias) en su vida.
En rigor de verdad, el hombre se ha formulado esos interrogantes desde los albores mismos de la humanidad y parece ser que no fueron sino esas trascendentales dudas las que, en su búsqueda de respuestas, dieron origen a todo el enorme abanico de conocimiento y creación humana: las filosofías, las ciencias, las religiones, las diversas manifestaciones artísticas, etcétera. Hoy en día, por fortuna para quienes nos toca vivir en este siglo XXI que recién comienza, la tecnología en sentido amplio (Internet, pero también los libros y la tan vapuleada televisión) pone a nuestro alcance múltiples fuentes de información que nos ofrecen la inestimable oportunidad de tener acceso a la sabiduría y las enseñanzas del pasado para abrevar en esas fuentes con el fin de encontrar respuestas.
Y eso es lo que se propone este volumen: el rescate de una milenaria tradición de sabiduría en pos de colocarla al servicio del hombre contemporáneo. Esa recuperación consta de dos enfoques básicos que se distribuyen a lo largo de todo el libro. Por un lado, una suerte de mirada teórica acerca de los chakras: qué son, dónde se ubican, qué significa su nombre, cómo se vinculan con el aura, etcétera. Por otro, una batería de ideas prácticas acerca de cómo operar sobre ellos de maneras diversas para lograr su pleno desarrollo y armonía: utilización de gemas y cristales, ejercicios de cromoterapia, puesta en práctica de técnicas yóguicas (asanas, pranayama), visualizaciones meditativas, etcétera.
Y algo fundamental: no es necesario tener dotes o poderes especiales para conocer los chakras y trabajar sobre ellos. Sólo hace falta empezar a sentir el poder de lo superior (cualquiera sea el nombre que quiera dársele: Dios, el Cosmos, la Divinidad) y ser capaz de hacer un trabajo con fe, sin prisa pero sin pausa y con disciplina. De ese modo, mejorará su salud y se sentirá más pleno, feliz y armonizado. Y, si la labor sobre los chakras es encarada con verdadera seriedad y constancia, también es posible que encuentre la respuesta a las preguntas que aparecen al principio de esta introducción.