Es decir, y repitiendo, el pensar metódico semita, musulmán y cristiano, que comenzó por estar articulado a las tribus nómadas y austeras del desierto, terminó por justificar al mundo refinado de Bagdad, de Bizancio o del feudalismo medieval latino, a las elites, a los grupos y a las clases dominantes comerciales o feudales. No faltaron los críticos del mundo así jerarquizado como dominación mercantil o feudal, estructura tributaria recesiva, pero frecuentemente terminaron en las manos de los califas o del santo oficio de la inquisición.