el homo sapiens puede articularse en el homo faber, que llena su sentido existencial mediante sus creaciones, en el homo amans, que enriquece el sentido de su vida a través de la experiencia, el encuentro y el amor, y el homo patiens, el hombre que presta «el servicio», el «rendimiento» de sus padecimientos. El homo faber es lo que solemos llamar una persona triunfante, un hombre que cosecha éxitos. Para él, sólo hay dos categorías y sólo en ellas piensa: triunfo o fracaso. Su vida se mueve entre estos dos extremos, en la línea de una ética del éxito. Pero para el homo patiens las cosas son diferentes: sus categorías no son éxito o fracaso, sino cumplimiento o desesperación