En ¿Alguien será feliz? aparece una voz autobiográfica y seductora. La narradora de los cuentos, madre o hija alternativamente, pinta las formas de ver las relaciones intrafamiliares alumbradas por una escritura que despliega toda su potencia y sensibilidad. Todo, bien mirado, puede ser motivo para la buena escritura: una siesta, un paseo, una clase de piano. Como en la gran narrativa contemporánea, estos cuentos se concentran en el maravilloso mundo que nos rodea.
La escritura, para Marina Yuszczuk, es una manera de dar cuenta del mundo, con todos sus matices, una manera de homenajearlo y una manera de cantarlo, como también hacen las poetas.