Tras cinco largos años, un joven de dieciocho años, que vivía en un campamento de caravanas fijas a las afueras de Oklahoma City, había encontrado la Llave de Cobre.
Ese joven era yo.
Son muchos los libros, los dibujos animados, las películas y las miniseries que han intentado contar la historia de lo que sucedió después, pero ninguno acierta. Así que he decidido aclararlo, de una vez por todas.