Podríamos concluir que la quietud a la que muchas veces se fuerza a las mujeres supone no entrar en la historia mediante el ejercicio de la libertad. Las razones se remiten a tareas que están entrelazadas de manera muy estrecha con la propia identidad: su capacidad de gestar, procrear y cuidar la vida humana, no solo en su dimensión corporal o biológica, sino también en el significado psíquico y social del rol maternal, en el que la libertad se subordina al desempeño de este papel