Cuando pienso que va a pasar algo hermoso me parece volar por anticipado; y luego, al primer contratiempo me precipito a tierra de un golpe. Pero, realmente, Marilla, la parte del vuelo es gloriosa mientras dura. Es como remontarse hasta el ocaso. Creo que esto casi compensa el golpe.
—Bueno, quizá sea así —admitió Marilla—. Yo más bien prefiero caminar tranquilamente sin vuelo ni caída. Pero cada uno tiene su modo de vivir. Yo creía que había un solo camino recto, pero desde que te crié a ti y a los mellizos, no estoy tan segura.