Un trono oscuro

EL DUELO DE LAS REINAS

bardes —gruñe Rho desde la puerta, y Mirabella escucha que algo se rompe cuando la sacerdotisa con el don de la guerra pierde los estribos.

ponía que nos ibas a avisar —dice Bree—. Te hubiéramos acompañado.

—¿Dónde está Pimienta?

Mirabella lo bus

lo pueda hacer, algo raspa contra las rocas. El ruido no fue nada tenue. Sonó cercano, pero no puede ver nada.

Lo imaginé, piens

o cambia pronto, y los cascos de la yegua resuenan con las piedras semi

que es difícil. Pero no puedes ser vista. ¿En qué te ayudaría? Tenemos que l

y la hace girar a Mirabella, manteniéndola cerca de la mesa de los Westwood.

n que esperar mucho. Cuando aparece, los invitados se callan, tanto los e

sa otro criado, se da vuelta y simula que mueve un jarrón.

—No ocurrirá nada

Pero lo dejé para que lo mataran. Necesito explicarle que lo abandoné para que lo encerraran en una jaula.

Desde el s