No se sabe prácticamente nada de ella, pero quienes viven de forma tan intensa un momento de su vida, dejan una estela imborrable. Justine Tibésar, para quien viajar fue sinónimo de sentirse viva, sustituyó el tono gris del medio cotidiano en el que se movía en Bélgica por el maravilloso arco iris de los países que recorrió.