Como hemos visto en el capítulo anterior, las cartas de Pablo aluden a la existencia de una Escritura santa cristiana que, al ser leída en las reuniones litúrgicas, permitía a las comunidades primitivas proclamar el Evangelio. A pesar de que no los nombra explícitamente, por el modo de expresarse de Pablo, podemos afirmar que en la década de los 50, período en que escribe sus cartas principales, existían ya libros que, con el tiempo, recibirían el calificativo de «evangelios». Junto a estos escritos se difundían también entre las comunidades paulinas las cartas escritas por el Apóstol. E