Las presentaciones del teatro burgués siempre llevan a ocultar las contradicciones, a favor de crear la ilusión de una armonía, una idealización. Las condiciones se presentan como si no pudieran ser alterables; los personajes se presentan literalmente como individuos, como entes que son indivisibles por naturaleza, de “una sola pieza”, que se justifican frente a las situaciones más diversas y que, de hecho, tampoco aprueban todas las situaciones. Donde existe desarrollo, es solamente continuo, nunca repentino, y siempre se ubica en un marco nítidamente definido y que jamás podrá ser destrozado.
Esto no corresponde a la realidad y, por ende, debe ser rechazado por un teatro realista.
Los usos verdaderos, profundos, interferentes de los efectos de distanciamiento requieren una sociedad que contemple su propia condición como histórica y la conciba como mejorable. Los verdaderos V-Effekte tienen un carácter de lucha.