Escondidas tras los mitos de sus hermanas Juana la Loca y Catalina de Aragón, reina de Inglaterra, Isabel y María son, posiblemente, las más desconocidas de las hijas de los Reyes Católicos.
Sin embargo, ambas compartieron trono con uno de los monarcas más importantes de su tiempo Manuel I de Portugal, bien llamado el Afortunado. Auténticos pilares de la corona, gracias a la política matrimonial de los Reyes Católicos, Isabel, María, Juana y Catalina fueron también cuatro mujeres de carne y hueso que se sometieron resignadas a su papel de peón de los intereses políticos de sus padres. Y otro tanto le sucedió a Leonor la refinada princesa flamenca, hija de Juana la Loca y Felipe el Hermoso, moneda de cambio al servicio de su hermano el Emperador Carlos V.
Pero no son las únicas protagonistas. Las cartas que Isabel y María cruzan con sus hermanas, Juana y Catalina, o las que Leonor dirige a su tía Margarita de Austria, gobernadora general de los Países Bajos, se convierten en el vehículo idóneo para conocer no solo el trágico destino de las hijas y nietas de los Reyes Católicos, sino para recorrer los intrincados caminos de una Europa que se abría a nuevos territorios, se debatía en la controversia religiosa iniciada por Lutero, y se disponía a encarar una nueva era.