Mi esposo y yo estamos a punto de incorporar el reino de Granada a la corona de Castilla, con lo cual el territorio peninsular será uno y cristiano. Por su parte, Aragón frena al turco cuando extiende su pabellón hasta el último rincón del Mediterráneo. Y todo se hace a mayor honra de Dios y con el fin de mantener a raya al infiel. Cuatro hijas me dio Dios, os lo repito, y a su servicio las pondré si consigo que matrimonien con cuatro príncipes cristianos