¿Qué disciplinas deberían tener un lugar especial en un plan de estudios universitario utópico? ¿Cómo cerrar el abismo que se ha abierto entre las ciencias humanas, las ciencias sociales y las llamadas ciencias duras? ¿Cómo han evolucionado las relaciones de cooperación y conflicto entre la institución universitaria y las sociedades en las que tienen lugar sus actividades? ¿En qué medida la independencia y autonomía de la universidad se han visto afectadas por un Estado que busca establecer los marcos legales de su funcionamiento? Estas, entre otras, son las interrogantes que intenta responder esta obra.