tenemos que hacerlo todo a fin de ser todo. Porque ya somos todo. Ya somos infinitas. Mientras estamos vivas, contenemos todo un futuro de variopintas posibilidades.
Seamos, así pues, amables y cariñosas con las personas con las que compartimos nuestra existencia. Levantemos de vez en cuando la mirada del lugar que ocupamos, porque, dondequiera que sea que nos situemos, el cielo se extiende hasta el infinito por encima de nuestras cabezas.
Ayer yo sabía que no tenía futuro y me era imposible aceptar la vida como es hoy. Y, sin embargo, hoy, esta misma vida caótica me parece preñada de esperanza. De potencial.