mis deseos de abrir esa puerta, y los raros juegos a los que jugué, y esa sed de falsedades, esa adicción a la elaborada mentira que tan inane había parecido hasta ese momento. Hermann descubrió su alter ego. Esto ocurrió, tal como ya he tenido el honor de informarles, el 9 de mayo; y en julio visité a Orlovius.