Durante un atardecer primaveral en la ciudad de Nicolaaiev, el joven teniente de la marina imperial Yergunov tropieza accidentalmente, o al menos eso parece, con una joven desconsolada llamada Emilia Carlovna. Por su talante como caballero -y por el atractivo de la joven— Yergunov le brinda su ayuda, sin percibir el peligroso mundo en el que se mueve su interlocutora.