Bien, estoy asumiendo una gran responsabilidad, pero ya le he proporcionado a Hopkins una pista excelente, y si no es capaz de sacarle partido, yo ya no puedo hacer más. Vamos a ver, capitán Croker, hagamos esto como es debido. Usted es el acusado. Watson, usted es un jurado británico, y le aseguro que nunca he conocido a una persona mejor capacitada para ejercer esa función. Yo soy el juez. Y ahora, caballeros del jurado, han oído ustedes la relación de los hechos. ¿Consideran al acusado culpable o inocente?
—Inocente, su señoría —dije yo.
—Vox populi, vox Dei715. Este tribunal le absuelve, capitán Croker. A no ser que la justicia encuentre un falso culpable, está usted a salvo de mí. Vuelva usted dentro de un año a visitar a la señora, y ojalá que el futuro de ustedes dos justifique la sentencia que hemos pronunciado esta noche.