cualquier campesino de los viejos tiempos moría «viejo y satisfecho de la vida»14 porque su vida estaba dentro del ciclo natural de la vida, porque al final de sus días su vida le había dado, de acuerdo con su sentido, todo lo que ella le podía ofrecer; porque no le quedaba ningún «enigma» que resolver y, por eso, podía tener «bastante» de la vida. Un hombre civilizado, sin embargo, situado en el proceso de enriquecimiento progresivo de la civilización con pensamientos, conocimientos, problemas, puede llegar a estar «harto de vida», pero no satisfecho.