La aventura creadora de Teillier se remonta a la indagación originaria de lugares, momentos y situaciones que surgen desde el Sur mítico de la infancia para crear una atmósfera que se complementa con referencias literarias y que intenta exorcizar la caída de un mundo degradado con el hallazgo de un arraigo que es siempre efímero e ilusorio. Poesía que integra, junto a las plazas de provincia y los sentimientos adolescentes, el recuerdo de un mundo que se deshace en la memoria y que sirve de pretexto para remontarse a los símbolos universales de la experiencia humana: amor, tiempo, soledad, ausencia del paraíso, hastío de la vida y muerte.