De nuevo se oyeron pasos en el patio y otro alumno, Antonio Gesdres, –hijo de un albañil–, apareció a la puerta del salón. El profesor le dijo:
— ¿Por qué llega usted tarde?
— Porque fui a comprar pan para el desayuno.
— ¿Y por qué no fue usted más temprano?
— Porque estuve alzando a mi hermanito y mamá está enferma y papá se fue al trabajo.
— Bueno –dijo el profesor, muy serio–. Párese ahí… Y, además, tiene usted una hora de reclusión.
Le señaló un rincón, cerca de la pizarra de ejercicios.
Paco Fariña, se levantó entonces y dijo:
— Grieve también ha llegado tarde, señor.