Y por eso es importante hacer descansos en el trabajo: al tomarnos un respiro hacemos una pausa general durante la que permitimos que se recupere todo el cerebro y en especial las partes que más estamos utilizando, mientras que trabajar mucho tiempo sin interrupciones lo único que favorece es que desgastemos nuestras energías más rápidamente. No olvidemos que el cerebro, al igual que cualquier otro órgano, tiene unas capacidades limitadas y, por lo tanto, también necesita un descanso de vez en cuando.