Las cavidades

Va a ser una cicatriz bonita

¿cuántos átomos rodeaban a su madre justo en aquel momento?, ¿cuántos formaban parte de su belleza?

La primera vez que viste un corazón. La primera vez que enterraste un corazón.
La primera vez más importante de todas las otras primeras veces es esa.

primera vez que te masturbaste frente a alguien solo por complacerlo y que luego de venirte frente a él tuvieras la impresión de que te habían quitado un trozo del alma, un cacho de ti, la virginidad del acto solitario del deseo.

Comprendía a la perfección lo que pasaba: su tránsito de sujeto a objeto, el ser objetualizado por ella, ser usado, ser coleccionado, como tantas veces había hecho él desde su posición de poder detrás del lente

Yo me conformo con la copia fea, la copia que el cliente no quiere, en la que luce ridículo y humano. En esa copia se queda un pedazo del alma de quien vino a tomarse la foto. Cuando necesito alimentarme, vengo aquí y observo mi colección.

Imagínate vivir para siempre dentro de la peor foto de tu vida —susurró él—. Esa foto en la que enseñas todos los granos de la cara, en la que sales con una mueca bizca, la foto que te tomaron en una fiesta mientras dormías la borrachera y alguien te teñía el pelo con pasta de dientes, esa foto en la que te pegaron un tarro y no lo sabías por comemierda. Eso, más o menos, es el Infierno… Podría ser peor.

—Las fotos que ves aquí son depositarios de almas, urnas de almas, ¿no es hermosa mi colección?

Miles de cuerpos habían pasado frente a su lente. Todos, en el fondo, eran iguales. Una cabeza flotante no. ¿Se le podía robar el alma a alguien como ella? ¿Existía alma allí adentro, en un organismo sin corazón, sin tripas ni culo, en algo conformado solo por ideas? ¿Las ideas tenían alma? ¿Las almas existían sin un cuerpo que las atrapara?

soy uno de esos objetos que colocas sobre la tarima para que este espacio luzca mejor. Mi alma no es un búcaro ni te la vas a poder robar.