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Elaine Vilar Madruga

Las cavidades

  • Emysaied65has quoted9 months ago
    Va a ser una cicatriz bonita
  • irisnallely201081396has quoted2 days ago
    La peste de una idea es peor que la peste de un acto.
  • irisnallely201081396has quoted2 days ago
    La única certeza de su orgasmo frío había quedado entre los muslos de Aricia, donde la escarcha, aún congelada, comenzaba a desaparecer.
  • irisnallely201081396has quoted2 days ago
    Hay pocas cosas en este mundo que sean menos excitantes que un hombre desnudo con las medias puestas.
  • irisnallely201081396has quoted2 days ago
    Pero sepan, hombres, que, desde el séptimo Cielo, entre beatíficos ángeles simios y arcángeles titís, Él reinará a la derecha de su Madre y vendrá a juzgarlos a todos ustedes, por los siglos de los siglos.
  • johaasepulveda75has quoted5 days ago
    Aricia se vio reflejada en aquel experimento del monito. Igual que el Nuevo Prometeo chimpancé, ella apenas podía sentir. Las manos de la enfermera eran solo parches anestesiados sobre sus tetas. La enfermera se esforzaba más y más. Quizás deseaba arrancarle alguna palabra de agradecimiento, tal vez un gemido, cualquier cosa que no fuera aquella indiferencia. El masaje se hizo áspero. Los pezones se agrandaron bajo las manos de la mujer que susurraba, cada vez más cerca, mamacita, ya casi, mamacita. Luego, Aricia notó una pequeña explosión de líquido que le manchó la ropa. Tardó en identificar de qué se trataba. La humedad en sus pezones era liberadora y se preguntó si la enfermera los había humedecido con saliva, pero los diminutivos que estallaban en la boca de la otra mujer de inmediato la sacaron del engaño, ya ve usted, mamacita, que sí se podía y sí se pudo; ahora la bebecita puede ponerse a comer, así deja de llorar y usted luego se me duerme un ratico.
  • Sofia Arreolahas quotedlast month
    de lo que sobrevivió de ella luego de la larga penitencia de la maternidad
  • Sofia Arreolahas quotedlast month
    —¿Quieres un mango? ¿Tienes hambre? —inquirió Aricia con culpa, aunque sabía que aquel árbol no daba mangos ni guayabas ni mameyes ni manguabas ni guameyes, sino corazones con forma de frutos
  • Sofia Arreolahas quotedlast month
    Lógico, en la infancia todo se ve con ojos demasiado grandes. No se sabe mirar de otra manera.
  • Sofia Arreolahas quotedlast month
    a solas con nadie
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