Cuando sir Richard Burton rescató el Kama Sutra para occidente y para nuestro deleite, constaba de dos partes, una para las relaciones entre hombres y mujeres y otra para las relaciones entre hombres, las relaciones entre mujeres hubieran sido impensables en esa época y durante muchas siglos, no es que no las hubiese, es que no entraban en la consideración de los hombres que eran los que tenían acceso a la transmisión de la cultura tanto oral, como escrita. La primera constancia de un texto de amor a una mujer aparece en la Grecia de Pericles, una mujer llamada Safo, que regentaba un colegio de señoritas bien en la isla de Lesbos, y pertenecía a los neoplatónicos que consideraban el amor superior, el que se daba entre iguales, entre almas superiores, escribió poemas al estilo Píndaro a la belleza o la esquivez de algunas de sus alumnas, pero nada carnal había en ellos.
Son muy escasos los textos que hablan de amor y sexo entre mujeres, y los que lo hacen como: Gamiani o dos noches de lujuria, están escritos por hombres y la filosofía subyacente es que las mujeres se lo hacen entre ellas porque no tienen un buen semental a mano.
Con este libro he pretendido dos cosas, la una es dejar claro que no importan los actores la función es siempre la misma, que puede estar representada por mujeres y hombre, por hombres solo como el teatro del Siglo de Oro o por mujeres solas, el sentimiento es el mismo, la pasión es la misma y la conducta salvando las barreras biológicas es siempre la misma. Espero que os guste.