s, bajando la voz, me comentó:
–Ya sé que mamá parece muy rara mirándote de ese modo. Es porque le he dicho que eres la que quiero. Le he dicho que tenías que ser tú, por eso ahora te mira de arriba abajo. Lo siento. –De nuevo, como la vez anterior, creí percibir un destello de tristeza–. Vendrás, ¿verdad? Si mamá da su visto bueno.