«El autor describe un sistema de enlaces aparentes, constituido por una serie de notas científicas, religiosas y esotéricas que coexisten con el relato biográfico de un extraño obsesionado con rebatir la nada explorando «la creación continua de mundos falsos». Después de la luz narra la crisis ontológica de un sujeto enfrentado al vacío en un mundo saturado de información y desprovisto de sentido. La consistente realidad es prueba refutable para el autor. Labatut escucha una voz: la mente de un hombre que no cabe en un solo universo". Matías Celedón.
«Comenzó como una intensa sensación de irrealidad, parecida a la que uno tiene al despertar de un sueño demasiado vívido. Esa mañana, miraba el patrón de las baldosas de mi baño, la alfombra de hojas caídas de los árboles y pensaba, este no puede ser el mundo real. A la semana apenas podía salir de mi casa.»
«Ante la duda radical el vacío se asoma y el mundo y las cosas que hay en él se disuelven. Después de la luz es un libro de introspección profunda y un océano en el que se percibe la brecha entre las cosas. Ahí, en la orilla del abismo, se detiene un narrador que se dispone ante la nada y aguarda en la oscuridad hasta que luces y formas se materializan detrás de sus párpados. Los párrafos de Labatut son eso, fosfenos elusivos que permiten entrever el concierto de piezas metafísicas en el vacío, la representación remota de lo irrepresentable, la alquimia de las cosas inefables que habitan del otro lado del lenguaje.» Mike Wilson.