Para Wilhelm Dilthey, la filosofía es inseparable de la vivencia y la reflexión históricas. Las ciencias del espíritu son por ello una instancia crítica de la convivencia humana, es decir: instrumentos del conocimiento y medios donde se valoran y discuten las crisis. Enfrentado el positivismo (más el de Mill que el de Augusto Comte), Dilthey emprende la tarea de revisar toda una tradición del pensamiento filosófico que parte de Kant.