A lo mejor esas criaturas nunca desarrollaron el señalamiento con el dedo y, por tanto, no desarrollaron habilidades de inferencia recursiva. O quizás nunca imitaron a un nivel suficiente para llegar a la pantomima y, por lo tanto, no simbolizaron su experiencia gestualmente para los demás. O quizás colaboraban, pero no les importaban las evaluaciones de los otros y, por lo tanto, no se volvieron socialmente normativos. O quizás nunca enfrentaron situaciones en las cuales tuvieran que tomar decisiones grupales y, por lo tanto, nunca llegaron a ofrecerse los unos a los otros razones y justificaciones para sus afirmaciones.