Unos minutos después, para romper el silencio, Tobiah lee en voz alta: «En todo lo que hicimos hubo amor, pero lo que hicimos no fue suficiente, y, así, la pequeñez de nuestros logros nos pareció una deficiencia del amor, que éste no conoce porque se opone a su naturaleza». Y agrega, sin apartar los ojos de la pantalla: «Todos somos pensamientos en la mente de Dios, y aunque es posible que “amor” sea la palabra que mejor define el tipo de pegamento que mantiene en su sitio todas las ideas que esa mente contiene, tenemos buenas razones para sostener que el modo en que ese amor se expresa es de una violencia tan infantil y desgarradora que podríamos llamarlo, fácilmente, “odio”».