La vida puede ser frustrante. Con frecuencia sabemos cuáles son nuestros problemas. Incluso podemos saber qué hacer respecto a ellos. Pero tememos que actuar sea demasiado riesgoso, que no tengamos experiencia suficiente o que las cosas no resulten como las imaginamos, porque son demasiado caras, demasiado prematuras; porque creemos que podría presentarse algo mejor, o porque esto podría no funcionar.
¿Y sabes qué pasa a raíz de esto? Nada. No hacemos nada.