Víctimas de la opulencia es de un realismo estrujante, por duro y por vigente; un vívido retrato del México prerrevolucionario que describe la pobreza y la desigualdad que privaba y que la Revolución trató de revertir. Éste, como todos los cuentos de Mariano Azuela, es a la vez denuncia y sátira, una mirada profunda sobre la condición humana y sus circunstancias. «Víctimas de la opulencia», «La lección que no aprendí en las aulas», “Lo que se esfuma”, “Avichuelos negros”, «El caso López Romero” y “Un rebelde”, seis relatos para visitar el México de inicios del siglo XX, del campo o la metrópoli, en el Porfiriato, la Revolución y el México posrevolucionario, son muestra de las amplias miras de la inclinación artística de Azuela: su narrativa de la Revolución, la proletaria, la realista, la urbana y la vanguardista.