Estas páginas trazan una peculiar historia de la radio. Un relato que discurre paralelo a la evolución de la sociedad de masas —es decir, la nuestra—. Mediante el análisis de una serie de obras artísticas creadas expresamente para el medio radiofónico, Miguel Álvarez-Fernández plantea como hipótesis el parentesco entre esa temprana tecnología global y ciertos elementos discursivos propios del fascismo.
Los mecanismos de seducción con los que la radio nos continúa atrapando, el erotismo propio de sus voces acusmáticas, el halo de nostalgia que siempre ha acompañado sus transmisiones… Todo ello configura un tipo especial de relación con el oyente que aquí se denomina intimidad radiofónica, y cuyo estudio se canaliza a través de una metáfora: la palpitante membrana del micrófono. Las vibraciones de esa elástica superficie fronteriza ponen en contacto el espacio virtual y electrónico de la radio, por un lado, con el lugar donde los cuerpos y sus voces acarician —o golpean— esa membrana, por el otro. Esa tensión alimenta este pequeño tratado sobre la radioperformance.