Este volumen comprende las Períocas de la Historia de Tito Livio y El libro de los Prodigios de Julio Obsecuente, es el corolario del epigrama XIV 190 de Marcial, cuando dice que su biblioteca es incapaz de acoger a Livio en su totalidad. Las Períocas, aunque de un modo más rutinario y mecánico, consiguen una mayor fidelidad a la parte perdida, a base de reservar, aunque sean cuatro o cinco líneas, el contenido de un libro. El Libro de los prodigios -que tiene como base asimismo la obra de Livio— se limita a entresacar todos los fenómenos extraordinarios que la tradición analística en la que Livio en buena medida se basaba aportaba como premonición de otros de mayor entidad, convirtiendo lo que era elemento folclórico, decorativo, en la obra del historiador cuerpo y alma de este nuevo opúsculo: signo de los tiempos -nada prodigiosos— en los que se compilaron.