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Claudia Hernandez

De fronteras

  • Karla Montalvohas quotedlast year
    ).

    TIP: Extender el cuerpo sobre la cama en la posición decúbito dorsal, con una pierna flexionada y sin arrugas en la ropa produce siempre la sensación de tener nuevamente en casa no solo a un hijo perfecto, sino a uno vivo.
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    Discutimos, lo recuerdo. Él se molestó porque le exigí que me dedicara más tiempo. Me dijo que no iba a obedecerme, que yo no podía ordenarle qué hacer y qué no.
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    Decidí que debía erradicarlo de mi vida y de la de mis conocidos. Por eso, cuando él regresó, lo ataqué. Quise ahorcarlo con mis manos de hombre, matarlo. Lo golpeaba y le decía que se fuera, que se largara de mi casa, que estaba harto de que decidiera mis actitudes y mis movimientos y de que se adueñara de mi gente.
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    día presentarse ciego ante nadie. No quería espantar a nadie ni deseaba provocar lástima.
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    No quería espantar a nadie ni deseaba provocar lástima. Decidí por eso obsequiarle un par de ojos. Me parecía una buena forma de retribuirle por lo mucho que me había dado a cambio de mi casa y mi exigua compañía.
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    sus tres hileras de dientes y con su capacidad para prescindir de alimentos materiales—,
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    Gracias a su influencia, me había vuelto tan simpático e interesante que la gente se me acercaba mucho más. Además, hacía él más cómoda mi manera de vivir porque ordenaba mi habitación, recogía mis zapatos, lavaba mi ropa y se ocupaba de la decoración.
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    Decía que no podía presentarse ciego ante nadie.
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    me embelesaba con el relato de historias milenarias que yo creía inventadas,
  • FABIOLA SIFUENTES HUESOhas quotedlast year
    Como ya no espantaba a nadie, salía todo el día a estar en la ciudad y, cuando yo regresaba, no había nada en casa para mí, ni comida ni conversación, ni compañía.
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