Ceremonia

Qué sabía Salas sobre mi vida, sobre levantarse cada mañana y desayunar sano, hacer un poco de ejercicio e intentar arrancarle algunas palabras a mi hemisferio derecho? Por causa de mi orgullo, no quise sacarlo del error. No hay nada romántico en el hecho de hacer tu propio yogurt, desayunar avena con pasas y té verde y tomarte tu pastilla para la hipertensión

El médico me miró con aprobación, a mí, que de manera enfermiza siempre había buscado la aprobación de los demás (de mis padres, mis maestros, mis mascotas), pero no logré sentirme mejor

«De generación en generación, las generaciones se degeneran», escribió Gustavo Sainz en Obsesivos días cir‍

admirable en un país donde cada individuo que ha leído Cien años de soledad pretende ser escritor, publica libros financiados por el Estado y hasta recibe becas. Jamás he conocido a alguien con tan buen vocabulario. Un pasatiempo mío era anotar en una libretita las palabras raras que me encontraba en los libros y preguntarle sus significados; ella me los decía sin necesidad de consultar el diccionario.

yo respetaba su lucha por salir adelante en un mundo dominado por machos alfa comedores de carne y embutidos, y no tener más aliados que la voluntad y un puñado de leguminosas

Cuando terminó la película tuve la misma sensación que tengo después de un coito que se ha extendido de manera innecesaria: me sentí triste y usado.

neorrealismo italiano jamás hubiera existido

Quién se va a quedar con la estatuilla?

—Quédatela —dijo Salas—, yo tengo un Globo de Oro.

—Ni siquiera es un premio de verdad —dijo Solís, con su inexorable acento chilango

Un héroe de la clase trabajadora. Me hizo un guiño, recargado junto a un teléfono público sobre la avenida, fumándose un cigarro, viril e independiente, más guapo que nunca

Yo había perdido desde varios días antes la erección matinal, compañera de la infancia y de la juventud, y para mí era la prueba irrefutable de que mi fin estaba cerca