En el presente libro, convertido en todo un clásico, C.S. Lewis desafía en su propio terreno las visiones filosóficas de racionalistas, agnósticos y deístas, que llevan a una negación a priori de los milagros cristianos, estableciendo los fundamentos para demostrar la irracionalidad de sus presupuestos.
Por otro lado, Lewis expone de forma magistral de qué manera el milagro central afirmado por el cristianismo es el de la Encarnación, en virtud del cual Dios se habría hecho hombre, y que cualquier otro milagro es una preparación del camino de dicha Encarnación o consecuencia suya. De este modo, el autor nos muestra que el cristiano no sólo debe aceptar los milagros, sino regocijarse en ellos en cuanto que son testimonio del compromiso del Dios personal y único con su creación.