Nadie poseerá este cuerpo de lagos y volcanes,
esta mezcla de razas,
esta historia de lanzas,
este pueblo amante del maíz,
de las fiestas a la luz de la luna,
pueblo de cantos y tejidos de todos los colores.
Ni ella ni yo hemos muerto sin designio ni herencia.
Volvimos a la tierra desde donde de nuevo viviremos.
Poblaremos de frutos carnosos el aire de tiempos nuevos.