Individuo armado sostiene una experiencia del mundo conflictiva para una generación hipertecnificada. La realidad estalla, sí, y el individuo, que se encuentra girando y girando entre códigos de sucesos, se empeña en recomponer una identidad a partir del encuentro virtual con el otro. El escritor se emplaza, entonces, frente a los cuerpos violentos e imagina la destrucción de lo material, de lo masculino, de lo identitario. Y joder: boom. Y joder, cuidado: un Ford Fiesta intenta atropellar a la multitud. [del epílogo de Ramón Gázquez]