Aldo especificaba: “Oh, amigos de las Musas y de la virtud, y amigos de Aldo”, asociada al saludo, hace resaltar uno de los valores más caros al editor, que vuelve a menudo en los textos que acompañan a las obras que hacía publicar en su taller: la relevancia de la amistad, el lazo entre los hombres nutrido de virtud, pero también de emprendimientos compartidos, de estudio apasionado y de solidaridad. Y las dedicatorias de Aldo, en el estilo, en el tono, en la elección de un lenguaje directo y a menudo franco, están colmadas de una amistad al mismo tiempo ideal y concreta.