dicho, un nuevo estilo. Lo encuentro en las curvas de ciertas líneas, en la hermosura y sutileza de ciertos colores. Eso es todo.
—Entonces, ¿por qué te niegas a exponer su retrato? —preguntó lord Henry.
—Porque, sin yo quererlo, he puesto en él parte de esa extraña idolatría artística de la que, naturalmente, nunca he querido hablarle. Él no sabe nada de esto. Y nunca lo sabrá