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Antoine Compagnon

Un verano con Baudelaire

  • Talia Garzahas quoted3 months ago
    Ambos son igualmente tenebrosos y discretos:
    hombre, nadie ha explorado aún el fondo de tus abismos;
    oh, mar, nadie conoce tus más íntimas riquezas,
    ¡tan celosamente guardan los dos sus secretos!
    Y sin embargo hace ya innumerables siglos
    que combaten entre ustedes sin piedad ni re­mor­dimiento,
  • Talia Garzahas quoted3 months ago
    retrato indulgente de una naturaleza ya no buena ni hermosa, sino corrupta y corruptora, fea y repugnante, equivalía a olvidar la tradición de la Vanitas, del memento mori —“¡recuerda que eres mortal!”— en la poesía barroca, ya opuesta a la estética clásica. Eran también los recuerdos de la poesía francesa de los siglos xvi y xvii, el arraigo de Las flores del mal en la tradición, que se confundían con su realismo morboso.
  • Talia Garzahas quoted3 months ago
    Sin embargo, otro aspecto del realismo de Baudelaire chocó también a sus primeros lectores bienpensantes; me refiero al realismo de “Una carroña”,
  • Talia Garzahas quoted3 months ago
    Pensando en versos como estos, Sainte-Beuve le reprochaba a Baudelaire “estilizar lo horrendo”; durante mucho tiempo los estudiantes secundarios se los recitaron en los recreos, a escondidas de sus profesores, hasta que Baudelaire comenzó a figurar en los programas escolares.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Y Baudelaire era fotogénico. Posó a la perfección para Nadar y Carjat y así es que, por una curiosa paradoja, poseemos de este feroz detractor de la fotografía quince de las mejores fotos de escritores conocidas y sus poemas resultan inseparables para el lector actual de sus retratos fotográficos.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Me gustaría tener tu retrato. Es una idea que se ha apoderado de mí. Hay un excelente fotógrafo en Le Havre. Pero temo que no resulte posible por el momento. Yo tendría que estar presente. Tú no eres demasiado entendida en el asunto y todos los fotógrafos, por más excelentes que sean, tienen manías ridículas; consideran una buena imagen una imagen en la que todas las verrugas, las arrugas, los defectos y las trivialidades de un rostro son puestos al descubierto y exagerados; cuanto más DURA es la imagen, más contentos están. […] Solo en París saben hacer lo que deseo, es decir, un retrato exacto pero con la falta de nitidez de un dibujo. En fin, lo pensaremos, ¿no? (C, ii, p. 554).

    Baudelaire formula de la mejor manera posible su estética fotográfica.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    ¿Qué es un dandy? Es un joven ocioso, elegante, orgulloso, desenfadado, que se hace ver en las terrasses del Boulevard y se pasea por el jardín de las Tullerías; es un conversador brillante e ingenioso. En “Mi corazón al desnudo”, Baudelaire resume su concepción en unas pocas palabras:
    Dandismo.
    ¿Qué es el hombre superior?
    No es el especialista.
    Es el hombre del Ocio y la Cultura general (i, p. 689).
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Baudelaire era un excéntrico. Su reputación siempre estuvo rodeada de leyendas. Cuando los amigos de su juventud bohemia publicaron sus recuerdos, todos resaltaron la crudeza de su lenguaje, su elegancia atrevida, sus provocaciones constantes. Baudelaire se hacía notar; tenía una “extrañeza distintiva”, dirá Champfleury, recordando, por ejemplo, su cabello teñido de verde.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    El vino, junto con el hachís, forma parte de las drogas cuyos efectos celebra Baudelaire en Los paraísos artificiales. Los jóvenes bohemios confraternizan en los bares con la franja más humilde de los habitantes parisinos. El impuesto cobrado en las puertas de París aumenta el precio del vino en las tabernas de la ciudad, así que la población se desplaza fuera del radio de la ciudad para beber y soñar. Y el vino alienta a la rebelión, por más que los socialistas y filántropos condenen el alcoholismo.
  • Adal Cortezhas quotedlast year
    Baudelaire dejó varias definiciones de la belleza, muchas veces perturbadoras. Desea que sea digna de la Antigüedad y que mantenga la tradición, pero en su reseña de la Exposición Universal de 1855 el poeta se muestra igualmente sensible a la diversidad de la belleza, a todas las bellezas llegadas del mundo entero y ahí reunidas, a lo “bello multiforme y multicolor —dice—, que se mueve por los infinitos espirales de la vida”, y de eso extrae esta memorable lección:
    Lo bello siempre es raro. No quiero decir que sea voluntaria y fríamente raro, pues en ese caso sería un monstruo fuera del cauce de la vida. Digo que contiene siempre un poco de rareza, de rareza ingenua, no buscada, inconsciente, y que esa rareza es la que lo convierte particularmente en lo Bello. Es su identificación, su característica. Y si no, ¡inviertan el enunciado e intenten imaginar lo bello banal! (ii, p. 578).
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