El esquema mental medieval resulta pintoresco en nuestro mundo de física cuántica y agujeros negros, pero nuestro método no está libre de fallos, algunos de los cuales no aparecían en el paradigma medieval. Las fórmulas de la física explican cómo se presenta el arco iris y hasta sus colores, pero no es capaz de dar cuenta de su cualidad, de la belleza que es su más inmediata propiedad. Los científicos modernos no ignoran esta deficiencia. Nada menos que el gran físico cuántico Richard Feynman dijo en una ocasión: “La piedra de toque de la ciencia es su capacidad de predecir. De no haber visitado la tierra, ¿podría uno predecir las tormentas, los volcanes, las olas de los océanos, las auroras y el colorido del atardecer?… Es posible que la próxima gran época de despertar del intelecto humano produzca un método para entender el contenido cualitativo de las ecuaciones… Hoy no sabemos distinguir si una ecuación de ‘la mecánica cuántica’ contiene ranas, compositores o moral, o si nada en absoluto”.